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Prensa

Mientras haya alegría

 

 

«Hermosa repostería jonda»: Con estas palabras, o unas muy parecidas, calificaba Chano Lobato el arte de Pepe Marchena. El cantaor de la campiña sevillana es el máximo exponente de la alegría en el cante flamenco, como evidenció esta propuesta, de ahí que haya no pocos cenizos pululando por los suburbios jondos que lo odian. La belleza en estado puro, la delicadeza, la seducción jonda, el caramelo, la voz plena de colores. Por eso, para tratar de emularlo, como hace Carrasco en este recital, hay que ser un superdotado. Y la cantaora onubense lo es. Se ha traído a su terreno las melodías de Marchena, que eran modernas en su tiempo, y lo serán siempre, y las ha actualizado con unos brillantes arreglos de guitarra a cargo de David de Arahal. Pero además Carrasco les añade frescura y femineidad. Naturalidad. Puesta en escena. Y, por supuesto, entrega. La misma libertad que Marchena se concedía a sí mismo, y que tanto odian, como decía, los cenizos de su tiempo y los de hoy, se ha concedido Sandra Carrasco que, siendo rigurosamente fiel a los originales, ha logrado que, lejos del museo, del moho y del olor a estancia cerrada, cobren nueva vida. Pepe Marchena conocía todos los estilos del flamenco, los reinventó todos e inventó alguno, como la colombiana, completamente ausente de este homenaje. Tan grande es el cantaor, y tan alargada es su sombra. Tanto que, si nos fijáramos más a menudo en él, el cante sería más libre, más divertido, más sensual, sin dejar de ser visceral, como era Marchena y como fue este recital. Por eso Marchena, desde que murió, renace cada cierto tiempo.

No morirá mientras haya alegría.

***** ‘Recordando a Marchena’. Cante: Sandra Carrasco. Guitarra: David de Arahal. Palmas: Manuel y Antonio Montes Saavedra ‘Los Mellis’. Lugar: Teatro Cajasol. Fecha: Jueves, 27 de octubre. Aforo: Casi lleno.

Imagen: Remedios Malvarez/Fundación Cajasol.

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