¡Conozca la 'Historia del Flamenco'!

Prensa

La humanidad es una sola familia

Cuando todos quieren ser diferentes todos acaban siendo iguales. En especial cuando miran en la misma dirección. Lo propio, lo genuino, nace naturalmente, porque viene del corazón y de lo que es común a todos y que, siendo lo mejor de nosotros mismos, un auténtico tesoro, muchas veces le quitamos importancia, no lo valoramos. Precisamente por su condición de ser algo común. Todos los intérpretes de esta propuesta son artistas extraordinarios, nada comunes, y la misma se puede encuadrar dentro de una tendencia que nació hace unos 20 o 25 años que disecciona y separa los elementos característicos de lo jondo, que los intérpretes dominan a la perfección, para cambiarlos de lugar, de intención, de tiempo.

En realidad el flamenco siempre lo ha hecho pero lo que diferencia a esta neovanguardia de los últimos tiempos, como a la vanguardia de principios de siglo, es que lo hace con intención. Con intención de epatar, de provocar, de autoafirmarse, de singularizarse, romper, salirse … Lo que me pasó es que como la cosa está repartida en tantos fragmentos, me faltó chicha. La chicha es la emoción, naturalmente. Que nos hace genuinos, singulares, pero que al mismo tiempo nos hermana con el resto de la humanidad e, incluso, con algunos de nuestros compañeros de viaje mamíferos e, incluso, emplumados. Lo común es lo mejor que tenemos: la biología, el corazón.Este es un flamenco muy mental, que está sobrado de físico. Ana Morales es un portento de pies, de contorsión, de gesticulación, de pose. Es una atleta, su cuerpo es una máquina de precisión absoluta. Y su baile sigue siendo de una elegancia arrebatadora. El Choro aportó presencia, rotundidad, tierra. Rycardo Moreno fantasía y Tomás de Perrate sabor y mucho oficio. Julia Acosta derrochó frescura, también en la parte vocal que le tocó ejecutar. Y Miguel Marín Pavón cantó un par de temas en inglés sobre la base rítmica jonda y tocó la percusión. Ana Crisman tocó una soleá instrumental portentosa, siguiendo el modelo de la guitarra.

Lo que más me gustó fue la soleá, a la que se le fueron añadiendo y luego separando ingredientes: el cante, el toque, las vueltas, las manos, la bata de cola, el zapateado … todo por separado, para que no indigeste, aunque puede resultar monótono. En el taranto se sustituyó la guitarra por tambor y cajas, en la saeta … y así todo, tratando de buscar nuevas formas de expresión, quizá nuevos lenguajes que, de forma consciente o inconsciente, necesaria o coyuntural, nos acercan a fórmulas globales y por tanto uniformadoras. Como decía el poeta «¿tantos millones de hombres hablaremos inglés?». Está claro que sí. Hay un lenguaje coreográfico universal que muchos intérpretes jondos, acuciados quizá una necesidad interna o quien sabe si por el deseo de ser incluidos en los programas de los festivales de danza que en el mundo son, han ido asimilando. Que ciertamente, los uniformiza. Nos uniformiza.

‘Peculiar’. Bienal de Flamenco. Cía. Ana Morales. Baile: Ana Morales, Antonio Molina ‘El Choro’, Julia Acosta. Interpretación, voz, espacio sonoro, dirección musical: Miguel Marín Pavón. Arpa: Ana Crismán. Voz: Tomás de Perrate. Guitarra: Rycardo Moreno. Regiduría y maquinista: Jorge Limosnita. Técnico de sonido: Gaspar Leal. Técnico de luz: Alfredo Vique. Mirada externa: Guillermo Weickert. Iluminación y creación visual del espacio escénico: Gabriel Paré. Videodanza música: Raül Refree, Ana Morales. Videodanza realización: Cachito Valles, Joaquín Aneri. Creación musical: Miguel Marín Pavón, Ana Crismán, Tomás de Perrate, Rycardo Moreno. Coreografía pieza 3: Antonio Molina ‘El Choro’. Concepto, creación y coreografía: Ana Morales. Lugar: Teatro de la Maestranza. Fecha: viernes, 16 de septiembre. Aforo: Casi lleno.

Imagen: Claudia Ruiz/Bienal de Flameco.

Related Posts