Las primeras décadas del siglo XX no han recibido la atención de parte de la investigación flamenca que han merecido otras etapas de nuestra historia. No obstante, es una época fascinante. En este periodo el flamenco, especialmente el baile, se presenta unido al género ínfimo, las variedades y la sicalipsis. Así que es posible que esta falta de atención investigadora tenga que ver con motivos puramente sociológicos, relacionados con el moralismo.
Un moralismo que ya percibimos en el propio periodo, en la voz de Eugenio Noel entre otros, y que desembocará en el Concurso de 1922 como un intento, logrado en buena parte, de intentar liberal a lo jondo de sus compañeros de viaje de la etapa. Por supuesto que existían estrellas flamencas, como Faíco, Pastora Imperio o Amalia Molina. Pero la revisión que se hace de estas figuras históricas trata, en los dos primeros casos, de liberarlos de los aspectos frívolos, ínfimos y de variedades. Y, en el segundo, de desvincularla del mundo jondo. Es el caso, asimismo, de Antonia Mercé de la que la bibliografía actual ofrece una imagen desflamenquizada. Pero también separada del mundo de las variedades. En el caso de Mercé el moralismo ha sido de doble vía: al ofrecérsenos, actualmente, una imagen de Mercé como bailarina «seria», relacionándola con la danza clásica, de ella se han desprendido, tanto los elementos flamencos como los frívolos.
Por eso la primera etapa de esta artista, en la que la podemos considerar, sin género de dudas, como artista de variedades, no ha recibido la misma atención que el resto de su trayectoria. Así ocurre con el artículo que firma José Rabasco Aguilar. En el último número de la Revista Candil, centrado en el primer espectáculo de los Ballets Espagnols, formación creada por Mercé en París en 1927, el Fandango del Candil de clara inspiración en las Goyescas de Granados. Nosotros nos vamos a centrar aquí, sin embargo, en la primera etapa de Mercé en la que la podemos considerar, sin lugar a dudas, como una artista de variedades. No olvidemos que fue nombrada como «la reina del garrotín y la farruca». El autor del artículo mencionado afirma que La corrida pertenece a la obra La Rose de Grenade (1911) de Quinito Valverde (1875-1918). Sin embargo hay otras fuentes (Nuria Menéndez) que afirman que la obra ya estaba presente en L’amour en Espagne, de la que hablaremos más abajo. Es posible que la música de La corrida figure en las dos obras o, incluso, en las tres que comentamos hoy, ya que aparece en la grabación de Alegrías de The Land of Joy que está en la Biblioteca del Congresos de Estados Unidos. Fue una de las piezas que bailó Mercé en esta obra. Es decir, parece que Valverde reutilizaba sus melodías más brillantes, de la misma manera que repite argumentos de la España más tópica, en las tres obras que comentamos hoy, como en otras de sus creaciones.
Por ejemplo, Serafina, que se estrenó con La Rose de Grenade aparece también en Gente menuda (1911) y en The Land of Joy. La corrida va ser parte fundamental del repertorio de Antonia Mercé hasta el fin de sus días. En las escasas filmaciones que se conservan de La Argentina la obra aparece interpretada en dos ocasiones, en 1918 y en otra filmación de los años 30. También afirma el autor que el Tango Tachito es de Valverde, aunque no dice de qué obra es. Estas dos obras (fragmentos de operetas, en realidad) las mantuvo Mercé en su repertorio, desde su época en las variedades. La Rose de Grenade es de 1911 y The Land of Joy de 1917. La primera se estrenó en Bruselas y la segunda en Nueva York, en inglés, aunque había tenido una primera versión en español en Cuba con el nombre de Mujeres y flores estrenada en La Habana en junio de 1917, según señaló en su momento Miriam Perandones.
En noviembre la obra se estrena en Nueva York y en inglés, con muchos cambios en el libreto. L’amour en Espagne data de 1909, en París, y es la primera vez en la que La Argentina interviene en una obra de Quinito Valverde aunque, al parecer, esto no ocurrió hasta el año siguiente, en el Molulin Rouge, según nos narra la propia Mercé en una entrevista que recoge el libro que Carlos Manso dedicó a la bailaora. ¿Acaso la obra se estrenó en 1909 pero Mercé no se incorporó a la misma hasta 1910? En el libro de Manso figura el 27 de septiembre como fecha del estreno (la presentación de Mercé en París fue el 21 de agosto en Le Jardin). Y en la publicación especializada Comoedia apareció una crítica firmada por Emery al día siguiente, que reproduce parcialmente Manso. Pero en las biografías de Valverde nos dan 1909 como fecha de estreno de L’amour en Espagne. La duda ahora es: ¿a qué obras pertenecen las dos piezas que Mercé incorporó a su repertorio y mantuvo hasta su muerte, esto es, La corrida y Tango Tachito? Cuatro, si incluimos las canciones Chufla, chufla y Mi chiquilla que Mercé grabó, interpretando con voz y castañuelas:las grabaciones deben ser de la época en la que se estrenó The Land of Joy, ya que están publicados por la Columbia de Nueva York, con el acompañamiento del propio Valverde al piano. Carlos Manso nos da cuenta de que Mi chiquilla ya figuraba en el repertorio que La Argentina interpretó en Nueva York el 10 de febrero de 1916 en el teatro Maxine Elliott’s. Otra duda es: ¿fue La Argentina la que estrenó La corrida en 1910, o ya en 1909 la pieza figuraba en L’amour en Espagne interpretada por otra bailaora? ¿O le falla la memoria a La Argentina y ya estaba en París en 1909, el año en el que se estrenó L’amour en Espagne? ¿O fallan las biografías de Valverde y la obra se estrenó en 1910? Lo que está claro, así lo deducimos por la entrevista con Pérez Lugín de 1911 (en la que, por cierto, el entrevistador le llama flamenca, bolera y «reina de las bailaoras»), y por el hecho de haber grabado en Nueva York con el piano de Valverde, que La Argentina y Quinito Valverde tuvieron una relación muy estrecha en la primera y segunda décadas del siglo XX. Lástima que su epistolario, publicado hace unos años, no recoja misivas de esta época, tan interesante para conocer los orígenes artísticos de Mercé.
Revista Candil, nº 169. Dir: Alfonso Ibáñez Sánchez. Peña Flamenca de Jaén, 60 pp.
Imagen: La Argentina hacia 1913, imagen incluida en el libro ‘Epistolario de Antonia Mercé La Argentina’, CDAEM, 2020.