Se trata del mismo espectáculo que se estrenó en la Bienal de 2022, en concreto el 11 de septiembre en Cartuja Center. Una obra de memoria histórica. Se presentaba en esta ocasión en el Teatro Central en formato de trío y con el título levemente alterado al eliminarse la palabra Cantes del mismo. Pero se trata de la misma obra. Una obra en la que Lagos canta desde su verdad, desde su propuesta de búsqueda de la verdad de nuestra memoria, de lo que fuimos. Mientras haya cadáveres sepultados en las cunetas habrá quien les cante. Cuando los muertos no están bien enterrados reclaman siempre un lugar. Hasta que no descansen en paz no nos dejarán en paz. Por eso David Lagos quiere decir en voz alta su verdad. En realidad la obra se alza contra el silencio. Y se alza a voz en grito con un volumen, anoche en el Central, francamente insoportable. Entiendo que Lagos quiera ser escuchado y por eso grita, esto es, sube el volumen de su espectáculo. O quizá se trató de un problema técnico. Los que fuimos al teatro queríamos escuchar, por eso estábamos allí. Y salimos con los oídos saturados. Pero el peor sordo es el que no quiere escuchar, y con ellos da igual el volumen que emplees, que jamás escuchan. Pero los muertos hablan calladamente. ¿Quiere la sociedad española actual escucharlos? Mientras haya muertos en las cunetas habrá memoria y leyes de memoria histórica. Los muertos influyen en los vivos. Todo pasa, sí, pero todo queda. El tema de lo que desde hace unas décadas se conoce con el nombre de «memoria histórica» ha sido poco transitado en el flamenco. Recuerdo aquí una edición discográfica del venerable Cerrejón y un trabajo que llevamos a cabo con Rocío Márquez hace tres lustros. Y se trataba de trabajos más eruditos que escénicos. Así que, como el propio nombre del espectáculo indica, es un terreno casi virgen del que ahora se enseñorea estos Cantes del silencio. Y lo hace desde la dignidad, desde el recuerdo pero también desde la rabia de una herida que sigue abierta. Es una propuesta dura, sombría, incómoda. Sobre los estilos jondos tradicionales, es decir, melodías que tienen cien años o más, se articulan nuevas letras y unos deliciosos arreglos trenzados por Jiménez y Rojas Marcos, dos de los miembros de Proyecto Lorca que, desde que Israel Galván los «descubriera» para el mundo jondo, se han erigido como el grupo de acompañamiento favorito de los espectáculos de vanguardia jonda.
Del silencio’. Cante: David Lagos. Vientos: Juan M. Jiménez. Piano: Alejandro Rojas Marcos. Fecha: viernes, 22 de septiembre. Lugar: Teatro Central. Aforo: Lleno.