
Inició el jerezano su recital con una granaína sobria, para pasar rápidamente a los estilos rítmicos, como la soleá. Lara busca en su música nuevas soluciones melódicas y también indaga en el rasgueo clásico para buscar otros estados de ánimo de manera que, sin ser un revolucionario, es un artista personal. Y, por supuesto, con el sello del ritmo y los poderosos bordones característicos del toque de su tierra. Pero, siendo jerezano, con el peso que la escuela de guitarra de Jerez impone, es un guitarrista muy personal, que ha sabido no ser engullido por esta mera influencia, como les ha ocurrido a otros guitarristas de su tierra de su misma generación. Buscando otros referentes, más allá de su lar nativo, como demostró este recital. Lo que más me gustó fue la deliciosa malagueña, plena de matices, de sugerencias, con un largo trémolo muy lírico, dulce. Algunos pasajes nos recordaban la música del maestro Joaquín Rodrigo. La farruca también resultó un estilo muy elegante en sus manos, sobrio. Maestría es una composición inspirada en la música de Manolo Sanlúcar a la que, sin incluir ninguna cita directa, nos evoca en muchos pasajes. Una pieza poética, muy sentimental, en homenaje al maestro de Sanlúcar de Barrameda, en la noche en la que se presentaba la biografía del tocaor firmada por Suárez Japón.