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La rumba del perdón

Sus dos primeros discos eran flamencos, aunque algunos no se enteraron. En Motomami se acordó de La Perla y aquí de La Niña de los Peines. Rosalía no se olvida de sus orígenes flamencos. Su nueva entrega, Lux, incluye la Rumba del perdón con Estrella Morente, Joselito Acedo, Óscar Lagos y Los Makarines. El tema De madrugá incluye los siempre reconocibles arreglos de Jesús Bola y un coro flamenco mixto. También encontramos a un flamenco en los créditos de Porcelana, en este caso a Pedro Ricardo Miño como productor. Encontramos también a nombres que estuvieron o están próximos al mundo de lo jondo como Silvia Pérez Cruz y Joan Albert Amargós. Son algunos de los más de cien músicos que aparecen en los créditos de este disco magno. Qué Rosalía sea la mejor embajadora del idioma español y del idioma flamenco en el mundo, es algo que todos deberíamos celebrar, a pesar de lo cual algunos lo lamentan, vaya usted a saber el porqué. Yo lo celebro. Y lo celebro escuchando el nuevo disco de Rosalía y disfrutando de su dicción jonda en la Rumba del perdón. Se trata de una frenética descarga lolailo con coro mixto en los estribillos y densa letra. Pero hay más: Mundo nuevo, letra y música, es la petenera de la Niña de los Peines (grabada en 1912 con Ramón Montoya), con arreglos orquestales a cargo de la London Symphony Orchestra que Rosalía, que no es tonta precisamente, acredita como “tradicional” y de “dominio público”, pero que ella hace propia.

De madrugá es una canción de 2019 a ritmo de tangos con los arreglos orquestales de Jesús Bola, que ya había trabajado con Rosalía en El mal querer a ritmo de seguiriyas, y las palmas de Los Makarines. El coro femenino es el Flamenco Ladies Choir, un coro que aparece también en Sexo, violencia y llantas, el tema que abre el último disco de Rosalía. En Reliquia hay una referencia a Jerez, donde la autora e intérprete nos dice que “perdió las manos”, quizá haciendo palmas, un tema delicioso que nos recuerda por su claridad, sencillez y su inocencia la música de Joe Hisaishi, una optimista y vital declaración de alegría. Divinize es puro pop contemporáneo, erótico y místico, en inglés y catalán. Porcelana es un tema inquietante con Dougie F con un final místico a ritmo de bulerías arregladas por Pedro Ricardo Miño y Los Makarines, cantado en español, japonés y latín para el estribillo. Mio Cristo piange diamanti es una suave balada lírica con final épico que nos recuerda que hemos vivido, fórmula que se repite en Jeanne y en Savignon blanc, en donde reaparecen las palmas por bulerías de Los Makarines. En estos tres temas se aprecia la deuda de Rosalía con Silvia Pérez Cruz, que colabora con ella en La rumba del perdón. En La perla nos habla de aquellas veces, tantas, que nos fiamos de las apariencias, en forma de vals y con mucho humor. Dios es un stalker es, entre otras cosas, una frenética (no las hay de otra manera) rumba con toques latinos. La yugular es, entre otras cosas, una de esas canciones acumulativas tan caras a la lírica tradicional con un gitanismo, “undebel”, con fragmentos en árabe y guiños a la cultura musical monódica del Mediterráneo. Es El Aleph de Rosalía. El disco pasa del intimismo a la épica en un segundo. Memória es un fado clásico que Rosalía canta a dúo, esta vez sí, con Carminho. Y, como toda historia clásica tiene un final, el de Lux se llama Magnolias, con un celestial coro femenino, celebrando la muerte, celebrando la vida. Sin énfasis.

Lux Rosalía. Prod.: Rosalía, Caroline Shaw, Dylan Wiggins, El Guincho etc. Columbia.

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