Ha muerto el cantaor Ramón el Portugués, uno de los grandes del cante extremeño de todos los tiempos. Nacido en Badajoz (según otros en Mérida) en 1948 como Ramón Suárez Salazar, fue el guitarrista y productor Antonio Arenas el responsable de su nombre artístico, ya que este fue el nombre que le puso al primer disco que grabó el cantaor. Era sobrino y yerno del gran Porrinas de Badajoz, hermano de El Guadiana y padre del guitarrista Paquete, y de los percusionistas Ramón Porrina y El Piraña. Debutó como Ramón de Badajoz junto a su tío a los 12 años en el tablao Las Cuevas de Nemesio, pasando más tarde a Torres Bermejas, donde compartió escenario con Mario Maya y El Güito, en cuya compañía militó muchos años. También conoció en Torres Bermejas al Turronero, Pansequito, Paco Cepero y Camarón, con el que le unió una gran amistad, y al que, según dicen, influyó musicalmente. En 1967 actuó en Japón con el cantaor Jarrito y grabó en España su primer disco con Antonio Arenas, como hemos comentado. En los 70 volvió a los estudios de grabación de la mano de Juan Peña El Lebrijano y a finales de la década ingresó en el Ballet Nacional de España. En los 80 actúa en los tablaos Los Canasteros y El Café de Chinitas. En los noventa da un giro a su carrera potenciando su faceta de solista en los grandes festivales globales como la Bienal de Sevilla o la Cumbre Flamenca de Madrid. En 1992 graba un disco con la discográfica Nuevos Medios, Gitanos de la Plaza, que daría un nuevo impulso a su trayectoria al contar con las guitarras de Juan y Pepe Habichuela, Tomatito y El Bola, además de la de su hijo Juan José Suárez El Paquete, que ya había publicado su primer disco con La Barbería del Sur. En 1993 participa en el proyecto Jazzpaña junto a Al Di Meola, Vince Mendoza, Jorge Pardo, Carles Benavent y Juan Manuel Cañizares. De voz fina y sentimental, era un reputado intérprete de los cantes de su tierra, jaleos y tangos, donde, según dicen, llegó a influir al propio Camarón, igual que en sus originales fandangos. Pero destacó también en los cantes graves, como seguiriyas o soleares, y también en los de levante, que, como su tío, hacía con gusto y enorme conocimiento. Bulerías, granaínas y hasta rumba formaban también parte de su repertorio.
Imagen: El cantaor Ramón el Portugués en la portada de su disco ‘Gitanos de la Plaza’/Mario Pacheco.