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Adiós a Curro Malena

El cantaor lebrijano ha muerto a los 78 años, dos días después de que la Diputación de Sevilla le concediese la Medalla de Oro de la provincia.

Tenía un timbre de voz bellísimo. Una voz con mucho color, y que él emitía de esa forma rozada a la que, por entonces, se estimaba como la más flamenca. Fue un héroe de los festivales desde sus inicios, con noches memorables. Porque si hay algo que no escatimaba Curro Malena en sus comparecencias era su entrega absoluta. Fue un cantaor muy físico, un auténtico héroe de los festivales en la edad dorada de los mismos. Posee una de las discografías más impresionantes de su época. Una época en la que los jóvenes flamencos estaban unidos en la empresa de construir una nueva visión del género que conectó con las nuevas generaciones, sin denostar, ni mucho menos, a los clásicos. Una época de enorme solidaridad flamenca entre oriente y occidente, entre gitanos y no gitanos que luego, por intereses bastardos, se vio ensombrecida. Su primer disco, en 1969, fue la última grabación de uno de los genios de este arte, el guitarrista sevillano Niño Ricardo, que hace un acompañamiento espléndido tres años antes de su muerte y comparte la imagen de portada con nuestro cantaor. El texto de la contraportada lo firma el mismísimo Antonio Mairena, lo que da cuenta de la filiación cantaora de Curro Malena. Aunque era un cantaor muy estudioso y conocía toda la baraja estilística del flamenco. Incluyendo, como no podía ser de otra manera, los cantes de su tierra: los de Juaniquí, Pinini, Antonia Pozo y El Chozas, que grabó todos ellos en varias ocasiones, bien con sus letras originales o con otras de nueva creación. Su tercera grabación, Yunque del cante gitano, de 1971, es el primer disco que grabó Pedro Bacán. A este sucedería casi una veintena de discos de larga duración, sin contar recopilaciones ni discos colectivos. Con las mejores guitarras del momento: Manolo Sanlúcar, Parrilla de Jerez, Paco Jiménez, Enrique de Melchor, Manuel de Palma, Antonio Carrión, Manuel Silveria, Moraíto, José Luis Postigo y su hijo, Antonio Malena. Parrilla le acompañó en siete discos en los años 70 y Pedro Bacán en seis entre los 70 y 80. También tuvo el privilegio de verse acompañando, en algunos recitales, de la sublime sonanta de Melchor de Marchena. Trabajó para las discográficas Columbia, RCA, Acción, Belter, Movieplay, Discophon, Izquierdo, Dial, Fonoruz, Pararela, Cambayá  y Audivis.

El repertorio de estos discos es muy parecido a lo que el cantaor hacía en directo, ya que, como saben, en esta época los discos de flamenco se grababan prácticamente en vivo. Seguiriyas, soleares, bulerías, tangos, martinetes, fandangos y romances, al estilo lebrijano, son sus cantes más recurrentes, poniendo la variedad el amplio conocimiento melódico que atesoraba el cantaor y las letras de nuevo cuño que para él firmaron Antonio Murciano, Eugenio Carrasco, José Carrasco Domínguez, Isidro Muñoz o José Luis Rodríguez Ojeda, entre otros. Porque esa es otra de las características cantaoras de Curro Malena: aunque en el nivel melódico se mantiene fiel a la tradición, desde su segundo disco decide innovar en lo que al contenido lírico se refiere, incluyendo textos de diferentes autores contemporáneos. Por supuesto que conocía todos los estilos de la baraja y en su discografía encontramos también malagueñas, tarantos o granaínas. Dentro de este perfil cantaor, es uno de los intérpretes de más largo repertorio grabando, incluso, garrotín o peteneras.

Francisco Carrasco Carrasco nació en Lebrija en 1945 y era primo de otro cantaor local, Manuel de Paula. A finales de los 60 entró a formar parte del grupo La Cuadra. También cantó, por breve espacio de tiempo, para el baile de Manuela Vargas. Entonces se llamaba Curro Paula e incluso Curro el Canario. En 1969 ganó el primer premio del Concurso Antonio Mairena lo que le certificó su pasaporte al mundo de los festivales andaluces, de los que era un asiduo, dado su repertorio y sus características cantaoras. También fue un habitual, ya en los años 80, de festivales globales como la Bienal de Sevilla o la Cumbre Flamenca de Madrid. En 1984 volvió a ser premiado en Mairena del Alcor con la Antorcha del Cante. En 2006 una hemiplejia lo retiraría de los escenarios después de 40 años de profesional, aunque esporádicamente acudiría a algunos actos: en 2011 la Federación Provincial de Entidades Flamencas de Sevilla y su Provincia le ofrecerá un merecido homenaje en el sevillano Teatro Lope de Vega. El 19 de julio del mismo año es nombrado Hijo Predilecto de Lebrija, recibiendo también la Medalla de Oro de la localidad. También la XLVI Caracolá de Lebrija estaría dedicada a su persona. Tiene tres peñas flamencas a su nombre, en Chiclana de la Frontera (Cádiz), Fuente de Cantos (Badajoz) y Aguilar de la Frontera (Córdoba). Ese mismo año Ricardo Rodríguez Cosano y Manuel Zarzuela firman al alimón la biografía de nuestro cantaor. Respecto a la grabación de su primer disco, con el Niño Ricardo, cuentan los autores de este libro que el cantaor no estaba satisfecho con el toque por soleá del maestro pero que, dada su juventud y el respeto que tenía a semejante figura, no se atrevió a manifestárselo al tocaor. Así que fue el productor del disco, Manuel Cisneros, el que tuvo que decirle al Niño Ricardo que era necesario repetir la soleá. Hace dos días la Diputación de Sevilla le concedió la Medalla de Oro de la provincia.

El cante de Curro Malena destacaba por la sensualidad de su voz frente a su erudición. Grabó, en efecto, hasta 40 estilos distintos del cante, con cientos de variedades, pero eso no es lo fundamental en su arte. Lo fundamental es la entrega emocional que hacía, en cada tercio.

 

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