¡Conozca la 'Historia del Flamenco'!

Prensa

El alma de lo jondo

Figuras flamencas contiene una «amplia y significativa» muestra del trabajo de Patricio Hidalgo (Ibiza, 1979) en torno al mundo del flamenco. Dibujante y pintor, ilustrador y artista multidisciplinar, Hidalgo ha renovado la estética flamenca de los últimos lustros con sus trabajos para carteles, carátulas de discos, cuadros, dibujos, videocreaciones, a las que podemos acceder a través de los enlaces que incluye este libro, etc. Rivero Gómez señala, en la introducción a esta obra, que los tres elementos fundamentales del trabajo de Hidalgo son «la mancha, el grito y el gesto».

De la mancha a la forma de lo abstracto a lo concreto, de lo emocional a lo racional, del azar a la medida, este es el recorrido que lleva a cabo la pintura de Hidalgo y, según Rivero Gómez, toda pintura. El grito, por su parte, es también la más primitiva expresión de la comunicación humana, y también, civilizado, del flamenco. Este interés por el grito, por el cante, alinea a Hidalgo con Moreno Galván. «Pocos pintores han conseguido hacer resonar el grito en el aparente silencio del lienzo o el papel» como lo hace Hidalgo, según Rivero Gómez. Manuel Moraga, por su parte, señala que Hidalgo logra ver «en lo jondo todo el universo de imágenes que se desprenden del movimiento del baile y de la elocuencia gestual en el toque y el cante».

Lo más interesante de Figuras flamencas son, quizá, los retratos, en los que Hidalgo se ocupa de artistas contemporáneos de idéntica forma que de clásicos del pasado ofreciendo una misma mirada, desde lo jondo, de los mismos. Hidalgo atrapa el alma de cada intérprete con unos pocos trazos nerviosos, y eso es lo mejor de su obra. La energía de Moraíto, la sensualidad de la Niña de los Peines, la fuerza de Paco de Lucía, la vitalidad de Tía Juana la del Pipa, la solemnidad de Menese … todos conviven naturalmente en su paleta, en especial en la sección titulada Sueño de una fiesta flamenca en la que se juntan intérpretes de generaciones muy distintas, todos jóvenes, con independencia de su año de nacimiento. Todos menos el Tío Borrico, que no tenía edad. Hidalgo mira hacia el flamenco desde La Puebla de Cazalla y, en especial, desde el Bar Central, de ahí la presencia constante en su obra de Menese o Moreno Galván, que fue su influencia más directa, también de Pepe el Cachas o Fernando del Central. Un espacio mítico que vuelve a tomar vida en su obra.

En su introducción, Miguel Ángel Rivero Gómez sitúa la obra de Patricio Hidalgo en su contexto histórico, para lo cual lleva a cabo una resumida historia del flamenco en las artes plásticas que se remonta a los comienzos del siglo XIX con Rafael Benjumea, Manuel Cabral Bejarano, Manuel Rodríguez de Guzmán, Antonio Chaman, etc. Es la pintura costumbrista romántica que, a partir de la segunda mitad del siglo XIX, se inundará de temas dancísticos y musicales. En primer lugar encontramos en este «romanticismo pintoresco» la obra de José María Domínguez Bécquer, al que seguirán Antonio María Esquivel, Antonio Pérez Rubio, Roldán Martínez, Joaquín Domínguez Bécquer, Manuel Cabral Bejarano, Valeriano Domínguez Bécquer, Rafael Benjumea, Barrón y Carrillo, Rodríguez de Guzmán, Francisco Lameyer, etc. Este último resulta, según Rivero Gómez, el más interesante de este romanticismo pintoresco por su «sobrecogedora modernidad y un evidente antiacademicismo» en su visión del flamenco.De la segunda mitad del siglo XIX Rivero Gómez destaca la obra de algunos pintores extranjeros, aún imbuidos de romanticismo, como Alfred Dehodencq, Édouard Manet y Gustave Doré. Y fotógrafos como Charles Clifford. Con John Singer Sargent nos encontramos, según Rivero Gómez, con un modernizador de la representación del flamenco. Pero en general, el fin de siglo evidencia una mirada exotizante que, al tiempo, va influyendo en el objeto de la misma. Costumbristas y neorrománticos son también José García Ramos y Gonzalo Bilbao.

Con López Mezquita, Anglada Camarasa, Gutiérrez Solana o Romero de Torres asistimos a un cambio de mirada, a un intento de mirar al flamenco desde dentro, aunque, francamente, me interesa más la obra de los neorrománticos que la sombría y supuestamente más auténtica de Gutiérrez Solana basada, por otra parte, en las fotografías de Beauchy. Son la puerta de la vanguardia y de Picasso, cuyos toreros, flamencas y guitarras van a marcar la mirada a lo español de todo el arte de vanguardia del siglo XX. La obra de Patricio Hidalgo está influida por esta tradición y, especialmente, por artistas de la generación anterior como Francisco Moreno Galván y el fotógrafo Pepe Lamarca, con los que tuvo y tiene un estrecho vínculo, tanto artístico como personal.

‘Figuras flamencas’ Patricio Hidalgo Libros de la herida. 256 pp.

Related Posts