No hay bipolaridad. Es solo un corte de pelo. Con el que una se siente cómoda o identificada o con el que pretende trasmitir un mensaje. Pero sin dramas. Todo lo contrario. La cosa discurrió por el camino de la alegría, de las ganas de compartir, de sentirse en plenitud en casa, simplemente cruzando el puente.
Es solo una disposición escénica, una cuestión de vestuario. Los instrumentistas acústicos van uniformados de negro y los eléctricos de rojo. Pero ya sabemos que las guitarras, el cajón y las palmas van conectados a unos aparatitos con cables. La Tremendita, en un homenaje quizá al estreno de Omega, decidió poner a los acústicos al borde del escenario y a los eléctricos en el fondo del mismo.
Y así, en la recta final del recital estuvo corriendo de un lado a otro. Pero esto es solo una cuestión de puesta en escena. Igual que lo del vestuario ya que los acústicos pueden también vestir de rojo y los eléctricos de negro. Ya en la última gira del Omega, sin ir más lejos, estaban juntos todos los músicos en el escenario y algún eléctrico, como Eric Jiménez, llegó a ser fijo en el combo de Morente.
Como el Paquete, que esta noche también lo supo evocar cuando La Tremendita cantó, a su manera, las canciones de Yerma. Tampoco hay bipolaridad en el cambio de vestuario de la protagonista principal de la noche. Ya sabemos que los primeros intérpretes de guitarras eléctricas tocaban con chaqueta y que muchos tocaores de guitarra de palo no se han puesto una chaqueta en su vida.
Es solo que quería cambiarse de ropa, mostrar su nuevo vestuario.
Rosario la Tremendita eligió homenajear a Morente y al Omega al presentar a sus músicos eléctricos pero el repertorio que interpretó con ellos apenas difirió, en espíritu, con lo que había cantado hasta ese momento: estilos tradicionales, en música y letra, de lo jondo, y algunas composiciones de nuevo cuño, firmadas por ella misma, normalmente a ritmo de estilos festeros. Esta noche estaba feliz y se le notó. Como una niña con juguetes nuevos.
Aquí el juguete era el amplio escenario del Teatro de la Maestranza, que es una era. Corrió, saltó, se divirtió. Cantó sentada, de pie, en cuchillas, de rodillas … tocó la guitarra, el bajo eléctrico. Jaleó, se jaleó.
Eso sí, los arreglos eléctricos le dan a la soleá una nueva dimensión de épica. Igual a la novísima colombiana. Y qué tarantas con el maestro Rafael Riqueni. Grande también la seguiriya con Rycardo Moreno.
La Tremendita se hace acompañar en esta obra por algunos de los más grandes tocaores jondos de hoy, incluyendo al gran Dani de Morón que le tocó unas bulerías de antología. Fascinantes también las cantiñas con el solo acompañamiento instrumental del bajo eléctrico de Juanfe Pérez que, para la ocasión viste de negro, aunque luego se pase al rojo.
Y una copla por bulerías (acompañada por Joselito Acedo, creo recordar, de su barrio), un homenaje a su abuela.
Preciosos los arreglos bailables de la colombiana y los tangos que los traen al presente puro. Eso. Que el flamenco eléctrico lo inventó mucho antes de que naciera Rosario la Tremendita un tal Jeff Beck al que un día los flamencos deberán hacer un monumento.
‘Principio y origen’. Bienal de Flamenco. Cante, bajo eléctrico y guitarra: Rosario a Tremendita. Guitarra: Rafael Riqueni, Juan José Suárez ‘Paquete’, Rycardo Moreno, Dani de Morón y Joselito Acedo. Percusión: Israel Suárez ‘Piraña’. Batería y electrónica: Pablo Martín Jones. Teclados: David Sancho. Bajo eléctrico: Juanfe Pérez. Palmas: Tremendo Hijo y El Oruco. Codirección musical: Pablo Martín Jones. Diseño de vestuario: Susana Álvarez. Diseño de iluminación: Benito Jiménez. Diseño de sonido: Manuel Meñaca. Idea y dirección musical: Rosario La Tremendita. Lugar: Teatro de la Maestranza. Fecha: Domingo, 18 de septiembre. Aforo: Media entrada.
Imagen: Bienal de Flamenco/Claudia Ruiz.