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LA SEGUIRIYA DE EL FILLO

El cantaor morisco Raúl Montesinos se acerca al repertorio de Silverio, incluyendo un cante que una tradición atribuye al Fillo

A estas alturas, como tantas cosas en el mundo de lo jondo, la biografia de Silverio Franconetti está sin completar, a pesar de las excelentes aportaciones en este sentido de Blas Vega, Pineda Novo, Steingress y Luis Javier Vázquez, entre otros. Ni siquiera sabemos con certeza si una de las imágenes que desde hace unos lustros se asocian al cantaor, pertenecen realmente al mismo.

La última contribución en torno a la figura de Silverio Franconetti (1831-1889) es la del cantaor Raúl Montesinos que les presentamos hoy. Un trabajo, muy meritorio, de verdadera arqueología jonda. Acercarse al repertorio de Silverio en una época en la que, además de no existir registros sonoros, la documentación al respecto sigue siendo, a pesar de los tremendos esfuerzos de investigación, desordenada y confusa, es todo un reto, del que el cantaor morisco ha salido airoso. Así, Montesinos atribuye al cantaor cantes por caña, malagueñas, soleá, polo, martinetes, tonás, serranas y seguiriyas, a los que suma un tango de las Viejas Ricas. Llama la atención que, de las tres seguiriyas que interpreta Montesinos, una se atribuya, no a Silverio sino a un cantaor anterior, Antonio el Fillo, lo que nos da pie a reflexionar sobre si el cante por seguiriyas existía antes de Silverio y sobre las relaciones de este con El Fillo.

Son tres los cantes por seguiriyas que se atribuyen al Fillo aunque Antonio Mairena, que fue el que trasmitió dos de estos estilos, los consideró en alguna ocasión cantes de Silverio. El primero lo cantó en Morón en 1963 presentándolo como cante de Silverio aunque lo atribuyó luego al Fillo en el disco La Llave de Oro del Cante Flamenco (1964), y es el que interpreta aquí Montesinos. El segundo cante por seguiriyas que algunos consideran hoy como del Fillo fue atribuido por Mairena a Silverio en el disco Antología del cante flamenco y del cante gitano (1959), siendo los exégetas del gran maestro de Los Alcores los que lo atribuyeron luego al Fillo. Afirma Blas Vega que «esta falta de criterio, nos pone en guardia ante la actitud formal que pueda tener Antonio Mairena, como informador fidedigno». El tercero, que es un cante incluido en un disco de la Rubia de las Perlas de 1912 o 1914, fue atribuido al Fillo por José Menese cuando lo registró en el Archivo del cante flamenco de Vergara (1968). En su biografía de Silverio, Blas Vega cuestionaba la paternidad del Fillo respecto al primer estilo y señala que Ricardo Molina afirmó en una conferencia impartida en Jerez en 1964, de la que se conserva una cinta grabada en los archivos de la Cátedra de Flamencología, que «reunidos él [el propio Molina], Juan Talega y Mairena, oyendo hilitos, deducían y llevaban por conclusión lo que era la toná y liviana, la seguiriya del Fillo o la del Planeta». Es decir que no hay una continuidad en la trasmisión de los supuestos cantes del Fillo ya que estos cantes se registraron por vez primera en 1964, 1959 y 1968, respectivamente. No hay referencias grabadas ni testimonios escritos de estos cantes anteriormente. El Fillo murió en 1854. ¿Cómo se da este salto en el vacío documental de más 100 años? Aludiendo a anónimos, en su mayor parte, informantes no profesionales del cante. Afirmó Mairena en una entrevista, respecto a «su» seguiriya del Fillo que lo que hizo fue «recoger un hilo de esa seguiriya que andaba por ahí suelto, en boca de una gitana vieja». En todo caso, caben dudas más que razonables sobre la supuesta paternidad del Fillo de estos cantes y no pocos autores han apuntado que se trata en realidad, en el caso de los dos primeros, de creaciones del propio Mairena.

Repecto de la seguiriya del Planeta, ya argumentamos en nuestra obra Nueva historia del flamenco respecto de lo improbable que es que este cantaor interpretara seguiriyas y que la adjudicación que se le hace de un cante es más que dudosa. Lo mismo podemos afirmar del Fillo. De Antonio Ortega Heredia, el Fillo (1806-1854, no confundir con su hijo Francisco Ortega Vargas, el Fillo hijo, 1831-1878) tenemos tan sólo dos testimonios literarios en vida. Son los dos artículos de Estébanez Calderón «Una fiesta en Triana» (1842) y «Asamblea general» (1845). En ambos su autor lo presenta como un discípulo aventajado del Planeta. El repertorio del que habla Estébanez Calderón en estas obras, referido no sólo al Planeta y al Fillo, también a los demás intérpretes mencionados en las obras, tanto de cante como de baile, entre los que está, por ejemplo, la francesa Marie Guy Stéphan, está compuesto por caña, olés tiranas, polos, «las modernas serrana y tonadas», la rondeña, la granaína, el romance, malagueñas, jaberas, petenera, zapateado y tana. Nada ni remotamente relacionado con la seguiriya. En 1881 Demófilo afirma que El Fillo, cuando escuchó a Silverio, «le animó a cultivarlo [el cante]», y también afirma que El Fillo fue el «maestro de todos los cantadores de su tiempo». De ello, dedujo la flamencología del siglo XX que El Fillo fue el maestro de Silverio, y aún hoy se mantiene este tópico, que también resulta al menos cuestionable. En todo caso, respecto al cante por seguiriyas, no tenemos la certeza de que este existiera con anterioridad a la época de Silverio. Creo que la primera generación de cantaores por seguiriyas fue la de Manuel Molina, Silverio, María Borrico y los amigos y colaboradores de Silverio, Curro Dulce y Perico Piña, hoy conocido por El Viejo de la Isla. Uno de ellos fue, en mi opinión, el creador de este cante. En concreto, y refiriéndonos a Silverio, en 1867 presentó, primero en el Café del Recreo de Cádiz y luego en el Teatro Principal de Jerez, sus «seguidillas del sentimiento» que, obviamente, debieron de ser un cante distinto de las «seguidillas» que sí están en su repertorio desde el año de su vuelta de América, cuando empieza a dar conciertos en público con su «repertorio oriental» es decir, uruguayo. En octubre de 1865, cantó la «serrana del sentimiento» en el Café del Turco de San Fernando y es de suponer que esta «seguidilla del sentimiento», que hoy identificamos con la seguiriya, está emparentada con la «serrana del sentimiento». Es decir que el estreno del nuevo cante, que en el futuro sería denominado como seguiriya, pudo tener lugar en el Café del Recreo de Cádiz el 29 de junio de 1867, según leemos en el Diario de Cádiz de ese día. ¿Es esta el acta de nacimiento del cante por seguiriyas? En este texto leemos que Silverio interpretará «serranas y seguidillas del sentimiento» acentuando, por tanto, el vínculo señalado entre ambos cantes.

El cantaor de La Puebla pone su voz poderosa al servicio de este repertorio, destacando, naturalmente, en los cantes seguiriyeros que son también especialidad del cantaor morisco que asume, como es lógico, los aportes que a lo largo del siglo XX, en especial de parte de Antonio Mairena, han tenido estos cantes que, probablemente, eran mucho más cortos en su origen. Para rescatar la rondeña del Negro ha acudido Montesinos a una primitiva grabación de El Mochuelo, discípulo de Silverio.

 

 

‘Homenaje a Silverio Franconetti’ Raúl Montesinos. Prod. Antonio Blanco. Karonte.

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