¡Conozca la 'Historia del Flamenco'!

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En Washington sí que saben de flamenco

Hay dos facetas fundamentales para el presente y el futuro de lo jondo que la implantación de la recientemente aprobada Ley del Flamenco haría bien en desarrollar: la investigación y la promoción exterior. La nueva Ley hace referencia, entre otros, a estos aspectos. La realidad actual de esos dos sectores de lo jondo, muy relacionados entre sí, y qué desarrollo debería darse a los mismos son el objeto de nuestra reflexión hoy.

¿Por qué es tan importante la investigación en el flamenco? Porque solo se ama lo que se conoce y el flamenco, aunque está en boca de muchos, es un gran desconocido. Ni siquiera los especialistas nos ponemos de acuerdo y los tópicos del pasado, construidos en buena parte sobre los mitos del mairenismo o sobre la imagen que la dictadura arrojó sobre lo jondo, continúan en buena medida vigentes. Conocemos bien la música flamenca, también su coreografía. Pero no sabemos todavía, en buena medida, cuándo nacieron ni en qué contexto. Por ejemplo: estilos fundamentales de lo jondo como la seguiriya, los tarantos, los martinetes o la caña solo se bailaron en fechas recientes, si tomamos en perspectiva la historia de este arte. Después de la conmoción que supuso la Guerra Civil Española y la II Guerra Mundial, el arte, como la sociedad, viró hacia contenidos más dramáticos. Fue entonces cuando se empezaron a bailar dichos estilos, que hasta ese momento eran estrictamente cantes y toques. Tampoco es cierto, como cree el tópico, que el cante fuera primero. Salvo en los mencionados, casi todos los estilos del flamenco nacieron como bailes: fandangos, soleares, zapateado, alegrías, etc. ¿Sabía usted que la primera mujer en aparecer en imágenes en movimiento, lo que hoy llamamos cine, era una flamenca? Se trata de la almeriense Carmencita Dauset que bailó, un año antes de que los hermanos Lumière presentaran en París su invento, para el Kinetoscopio de Thomas Alba Edison. Esta bailaora es prácticamente desconocida, incluso en su tierra de origen.

Si la Ley pretende, como dice, “proteger” el flamenco, será menester que se conozca lo que se debe proteger. ¿Sabía usted que La Macarrona también bailó ante una cámara cinematográfica? Pues bien, durante 100 años fue imposible ver en España esta película que, por gentileza de la New York Public Library of Performing Arts, responsable de la custodia del film, se puede ver desde hace tres o cuatro años en el Centro Andaluz de Documentación del Flamenco y en la Biblioteca Nacional de España. ¿Sabía usted que existe una película de Antonia Mercé La Argentina bailando por alegrías? Para verla, aunque sea usted un investigador acreditado, como es mi caso, tiene usted que desplazarse hasta la sede de la Filmoteca Nacional en Madrid. O, si desea tener una copia, para poder analizarla, ha de pagar 75 euros para disponer de ella. Si para cada documento de los que preciso para llevar a cabo una investigación tengo que pagar 75 euros no queda otro remedio que tener un patrimonio para poder investigar: mi última publicación, Nueva historia del flamenco, incluía 1115 referencias documentales, echen ustedes la cuenta. Ni siquiera la mediación de la Filmoteca de Andalucía y el Centro Andaluz de Documentación del Flamenco me brindó acceso como investigador al mencionado film. Solo pagando. Digo lo que Unamuno. Cuando le preguntaron si ganaba mucho con sus libros respondió: “Me conformo con no perder”. Quizá ahora, por Ley, podamos acceder a esta documentación. O, por Ley, podamos acceder a unas becas de estudio para financiar las copias que solicitemos a la Filmoteca Nacional, institución que se paga con los impuestos de todos, incluyendo los de los investigadores andaluces.

La investigación en torno al flamenco solo se regularizará, relativamente, claro, como lo está la investigación en España, cuando exista un grado de flamenco en la universidad de este país. Si miramos el panorama actual de la universidad en España, este parece un reto difícil. Pero si se hizo en la University of New México hace décadas, quizá no sea del todo imposible que se pueda hacer entre nosotros. La dificultad mayor reside en que en España el mundo de los conservatorios de música y de danza está muy alejado e incomunicado del de la universidad. Entre nosotros se logró poner en marcha un Máster de Flamenco que actualmente imparten conjuntamente varias universidades andaluzas. Fue un empeño personal de Francisco Perujo y se logró, no sin esfuerzo, gracias a su buen hacer. En 2021 la sevillana Universidad Loyola anunció la creación de un grado en flamenco que aún no se ha implementado. Entre tanto no llega esto, las investigaciones de flamenco se llevan a cabo actualmente en departamentos de las facultades de sociología, antropología, musicología o literatura, como fue mi caso.

Respecto a la promoción exterior de lo jondo, esa labor la están llevando a cabo, heroicamente, todas esas academias anónimas que imparten lecciones de ritmos y coreografías flamencas en todo el mundo y que constituyen, además, un complemento económico imprescindible para muchos flamencos que combinan su actividad artística con esta labor pedagógica en forma de cursillos, clases magistrales, etc. En Brasil estas academias se unen cada año en la Feria del Flamenco y en Japón, donde, como se sabe, hay más academias de flamenco que en España, celebran todos los años dos concursos internacionales de baile, cante y guitarra a los que acuden intérpretes de China, Corea, Taiwán, además del propio Japón. Esto son solo dos ejemplos, que conozco bien, pero algo parecido podríamos decir de Estados Unidos, Canadá, México, Argentina, Francia, Italia, Alemania, Rusia, etc.

Para promocionar fuera de nuestro país lo jondo no debemos olvidar que la primera mujer fotografiada con un par de castañuelas en las manos era una parisina, Marie Guy-Stéphan, que triunfó en los escenarios españoles y andaluces a mediados del siglo XIX. Y que fuera de nuestras fronteras nacieron artistas de talla mundial como José Greco, Luisillo, Teresa, Manolo Vargas, Roberto Ximénez, Gilda Navarra, Paco de Ronda, Roberto Iglesias, Rafael de Córdova y un largo etcétera. Por cierto que el centro de documentación que conserva el más valioso material flamenco del mundo es la mencionada New York Public Library of Performing Arts. Y es la Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos la que custodia las dos películas que grabó Carmencita Dauset para Edison. Una se puede visionar en internet pero para ver la otra tiene usted que viajar a Washington D. C. ¿Promoción exterior? Vamos hombre, si fuera saben de esto más que nosotros, para qué engañarnos. En Washington sí que saben de flamenco. Y en Nueva York, Albuquerque, Sao Paulo, París, Tokio…

Imagen: Antonia Mercé ‘La Argentina’ en una imagen promocional de ‘Suite andaluza’ (1935).

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